Un anciano de unos 70 años fue al banco a entregar su certificado de vida.
La joven linda fue muy amable y educada.
Ella le dio las gracias y dijo “Está bien, señor”.
Él le preguntó: “¿Crees que estoy vivo?”
Ella estaba sorprendida. Ella lo miró y él sonrió.
Él dijo: “Señorita, no revisó mi pulso, no revisó mis latidos del corazón, ni revisó la reacción de mis ojos en busca de actividad mental. Entonces, ¿cómo llegaste a la conclusión de que todavía estoy vivo?
Ella sonrió con picardía, lo miró y le dijo “Señor, si cree que no está vivo, por favor traiga su ACTA DE DEFUNCIÓN”.
Ambos se rieron de buena gana.
Bonito coqueteo a los 70!!!.