Un día un ciego va a un restaurante.
El camarero le preguntó si le gustaría ver el menú.
El ciego dice: “no, soy ciego, sólo tráeme un tenedor sucio y lo oleré y ordenaré”.
El camarero, confundido, va a la cocina y trae un tenedor sucio.
El ciego lo huele y dice: “Quiero filete de ternera con puré de patatas y salsa y unos brownies de chocolate de postre”.
El camarero le trae su comida y el ciego disfruta de su comida, paga la cuenta y se va.
La semana que viene, el ciego vuelve al mismo restaurante.
El camarero lo reconoce y queriendo comprobar qué tan bueno es el olfato del ciego, va a la cocina y le pide una cuchara a su esposa, Brenda.
Le indica a su esposa, Brenda, que le frote las partes íntimas con la cuchara y así lo hace.
El camarero le entrega la cuchara sucia al ciego.
El ciego huele y dice: “No sabía que Brenda trabajaba aquí”.