Un padre acostó a su hija de 3 años, le contó una historia y escuchó sus oraciones que terminaban diciendo: “
Dios bendiga a mamá, Dios bendiga a papá, Dios bendiga a la abuela y adiós abuelo”.
El padre preguntó: ‘¿Por qué te despediste abuelo?’
La niña dijo: “No lo sé, papá, simplemente parecía lo que debía hacer”.
Al día siguiente murió el abuelo.
El padre pensó que era una extraña coincidencia.
Unos meses más tarde, el padre acostó a la niña y escuchó sus oraciones que decían así:
“Dios bendiga a mami, Dios bendiga a papá y adiós abuela…”
Al día siguiente murió la abuela.
“Mierda”, pensó el padre, “este niño está en contacto con el otro lado”.
Varias semanas después, cuando la niña se estaba acostando, el padre la escuchó decir:
“Dios bendiga a mami y adiós papá”.
Prácticamente entró en shock.
No pudo dormir en toda la noche y se levantó al amanecer para ir a su oficina.
Estuvo nervioso como un gato todo el día almorzó y miró el reloj.
Pensó que si podía sobrevivir hasta la medianoche estaría bien.
Se sentía seguro en la oficina, así que en lugar de regresar a casa al final del día, se quedaba allí, tomando café, mirando su reloj y saltando ante cada sonido.
Finalmente llegó la medianoche; exhaló un suspiro de alivio y se fue a casa.
Cuando llegó a casa, su esposa dijo:
“Nunca te había visto trabajar tan tarde. ¿Qué pasa?”
Dijo: “No quiero hablar de eso, acabo de pasar el peor día de mi vida”.
Ella dijo: “Si crees que tuviste un mal día, nunca creerás lo que me pasó.
¡Esta mañana mi profesional de golf cayó muerto en medio de mi lección!