Un granjero tenía problemas con los zorros que le robaban las gallinas, por lo que decidió conseguir un perro guardián.
Fue a la tienda de mascotas y pidió un perro feroz que protegiera a sus gallinas.
El comerciante le mostró un chihuahua diminuto y le dijo:
“Este es el mejor perro guardián que puedes conseguir”.
El granjero se mostró escéptico y preguntó:
“¿Cómo puede esta cosita proteger a mis gallinas?”
El comerciante dijo: “Créame, es muy inteligente y muy cruel. Pruébalo”.
El granjero llevó al chihuahua a su casa y lo metió en el gallinero.
A la mañana siguiente, fue a ver cómo estaban sus gallinas y vio que ya no estaban todas.
También vio al chihuahua tirado en el suelo, cubierto de plumas y lamiéndose los labios.
El granjero se enfureció y gritó: “¡Perro estúpido! ¡Te comiste todas mis gallinas!
El chihuahua lo miró y dijo: “Te dije que era un buen perro guardián. Simplemente no dije de quién los estaba protegiendo”.