El pequeño Johnny pasa un fin de semana poco común con su padre:
“Hijo, este es tu fin de semana, come lo que quieras. Pide y recibirás.”
Después de pensarlo un poco, dice Johnny.
“Papá, papá, papá, quiero un burro”.
El padre no esperaba esta extraña petición, pero era un hombre de palabra.
“Está bien hijo, pide y recibirás”.
Al día siguiente, van a casa de las mascotas locales y compran un burro.
Cuando llegan a casa, el pequeño Johnny gorjea.
“Papá, ¿puedo llamar al burro Wanker?”
“No seas tan…” Y entonces papá recuerda la promesa.
“Por supuesto hijo. Qué idiota es.
Luego, Johnny pasa un día fantástico conociendo a su nueva mascota.
Esa noche atan al burro en el jardín.
A la mañana siguiente, el pequeño Johnny se despierta temprano y mira por la ventana. Para su horror, el burro se ha liberado, saltó la cerca y está masticando hierba con indiferencia a media milla de distancia.
Johnny entra en pánico y corre hacia la habitación de su padre.
“Papá, papá, papá. El idiota está en el campo.
“Mira Johnny, sé que hice una promesa, ¡pero hay límites!”