Un abogado estaba de vacaciones en un pequeño pueblo agrícola.

Un abogado estaba de vacaciones en un pequeño pueblo agrícola.
Un abogado estaba de vacaciones en un pequeño pueblo agrícola.

Mientras caminaba por las calles una tranquila mañana de domingo, se encontró con una gran multitud reunida al costado de la carretera.

Por instinto, el abogado supuso que se había producido algún tipo de colisión automovilística.

Estaba ansioso por llegar a los heridos pero no pudo acercarse al coche.

Siendo un tipo inteligente, empezó a gritar en voz alta: “¡Déjenme pasar! ¡Déjame pasar! Soy hijo de la víctima”.

La multitud le abrió paso.

Delante del coche había un burro.

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