En su lecho de muerte, un anciano hizo su última petición a su esposa:
“Cariño, ya casi se me acaba el tiempo y hay algo que me gustaría que hicieras por mí cuando ya no esté”.
Ella asintió con la cabeza y dijo:
“Puedes contar conmigo. Cualquier cosa que me pidas, me aseguraré de que se haga”.
“Quiero que te cases con mi amigo Jacob”, dijo, con la voz llena de emoción.
Asombrada, su esposa respondió:
“¿Jacob? ¡Pero pensé que no lo soportarías!
Él sonrió y la miró a los ojos mientras respondía:
“Es precisamente por eso…”