Hacía mucho calor y este hombre deseaba desesperadamente darse un chapuzón en un lago cercano.
No trajo su bañador, pero ¿a quién le importaba? Estaba completamente solo.
Entonces se desnudó y se metió en el agua.
Después de unos deliciosos minutos de natación fresca, un par de ancianas caminaron hacia la orilla en su dirección.
Entró en pánico, salió del agua y agarró un cubo que había cerca en la arena.
Sostuvo el cubo frente a sus partes íntimas y suspiró aliviado a medida que se acercaban.
Las damas lo miraron y se rieron.
Entonces una de las señoras dijo: ‘Sabes, tengo un don especial, puedo leer la mente’.
“Imposible”, dijo el hombre avergonzado,
‘¿Sabes realmente lo que pienso?’
‘Sí’, respondió la señora, ‘Ahora mismo, apuesto a que piensas que el cubo que estás sosteniendo tiene fondo’.