Un hombre sale a una concurrida calle de la ciudad de Nueva York y casualmente toma un taxi que pasa por allí.
Se sube al taxi y el taxista dice: “Vaya, fue el momento perfecto. Eres como Frank”.
El pasajero parece confundido y pregunta: “¿¿Quién…??”
El taxista dice: “¡¡Frank Feldman…!!”
Explica: “Es un tipo que hizo todo bien todo el tiempo. Como cuando llegué justo cuando necesitabas un taxi, a Frank Feldman le sucedían cosas así cada vez”.
El pasajero comentó: “Siempre hay algunas nubes sobre todos”.
“No Frank Feldman.” Dijo el taxista con entusiasmo.
Aclaró: “Frank Feldmans era un atleta fantástico. Podría haber ganado el Grand Slam en tenis. Podía jugar golf con los profesionales. Cantaba como un barítono de ópera y bailaba como una estrella de Broadway y deberías haberlo oído tocar el piano. Era un tipo increíble”.
El pasajero dijo: “Parece que realmente era algo especial”.
El taxista respondió: “Hay más. Tenía una memoria como una computadora. Recordó el cumpleaños de todos. Sabía todo sobre el vino, qué alimentos pedir y con qué tenedor comerlos”.
El taxista continuó: “Él podía arreglar cualquier cosa. No como yo. Cambio un fusible y toda la calle se queda a oscuras. Pero Frank Feldman sabía hacer todo bien”.
El pasajero se quedó asombrado: “¡Vaya, qué tipo!”
El taxista continuó: “Él siempre supo cuál era la manera más rápida de avanzar en el tráfico y evitar los atascos. No es como yo, siempre parezco quedarme atrapado en ellos. Pero Frank nunca cometió un error y realmente sabía cómo tratar a una mujer y hacerla sentir bien. Él nunca le respondería incluso si ella estuviera equivocada; y su ropa siempre estaba inmaculada, sus zapatos también muy lustrados”.
El taxista concluyó: “¡Era el hombre perfecto! Nunca cometió un error. Nadie podría jamás estar a la altura de Frank Feldman”.
Pasajero: “¿Cómo lo conociste?”
Taxista: “En realidad nunca conocí a Frank. Él murió y me casé con su esposa”.