Un hombre y su esposa fueron al médico.
El doctor atendió primero al marido.
El marido estaba un poco avergonzado y le dijo al médico que tenía problemas para disfrutar con su esposa y que ella se estaba frustrando.
Le revisó la presión arterial y otras cosas y finalmente le dijo que ahora vería a su esposa.
La llevó a otro cubículo y le dijo que se desnudara por completo.
Luego le dijo que se diera la vuelta lentamente.
Ella hizo lo que le indicaron.
Luego le dijo que diera la vuelta en la otra dirección.
Luego dijo: “Está bien, ya puedes vestirte, hablaré con tu marido”.
Luego el médico fue al otro consultorio y le dijo al marido: “Puedes relajarte. ¡No te pasa nada, yo tampoco pude disfrutar!”