Un marido y una mujer ancianos se dieron cuenta


Un marido y una mujer ancianos notaron que empezaban a olvidar muchas pequeñas cosas de la casa.

Temían que esto pudiera ser peligroso, ya que uno de ellos podría olvidarse accidentalmente de apagar la estufa y provocar así un incendio.

Entonces, decidieron ir a ver a su médico para obtener ayuda.

Su médico les dijo que a muchas personas de su edad les resulta útil escribir pequeñas notas como recordatorios.

La pareja de ancianos pensó que esto sonaba maravilloso y salió del consultorio del médico muy satisfecho con el consejo.

Cuando llegaron a casa, la esposa dijo:

“Querida, ¿podrías ir a la cocina y traerme un plato de helado? ¿Y por qué no lo escribes para no olvidarlo?

“Tonterías”, dijo el marido, “¡recuerdo un plato de helado!”

“Bueno”, dijo la esposa, “también me gustaría ponerle fresas. Será mejor que lo escribas, porque sé que lo olvidarás”.

“No seas tonto”, respondió el marido.

“Un plato de helado y unas fresas. ¡Puedo recordar eso!

“Está bien, querida, pero me gustaría que le pusieras un poco de crema batida encima. Ahora será mejor que lo escribas ahora. Lo olvidarás”, dijo la esposa.

“Vamos, mi memoria no es tan mala”, dijo el marido.

“No hay problema, un plato de helado con fresas y nata montada”.

Y dicho esto, el marido cerró la puerta de la cocina tras él.

La esposa lo escuchó sacar ollas y sartenes y hacer algún ruido inconsistente con el de preparar un plato de helado, fresas y crema batida.

Salió de la cocina unos 15 minutos después.

Acercándose a su esposa, le presentó un plato de huevos con tocino.

La esposa echó un vistazo al plato, miró a su marido y dijo: “Oye, ¿dónde está la tostada?”.

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