Un día una señora mayor fue al médico porque tenía picazón en la parte ligustra.
Ella le contó al médico su problema y él le dijo: “Tienes ladillas”.
Le informó al médico que no podían ser las ladillas porque era una octogenaria pura.
Fue a otro médico y le explicó su problema.
El médico dijo: “Probablemente tengas ladillas”.
“No”, dijo, “soy una persona pura de ochenta años”.
Frustrada, acudió a un tercer médico.
Ella dijo: “Doctor, ¿puede ayudarme? Tengo picazón en mi parte ligustra. No me digan que son las ladillas porque soy un puro de ochenta años. No pueden ser los cangrejos”.
El médico dijo: Salta sobre la mesa y echemos un vistazo”.
“Después de examinarlo, el médico proclamó: “Señora, tiene razón, usted no tiene cangrejos, esta cereza es muy vieja, tiene moscas de la fruta”.