Una anciana fue al médico.


Una anciana acudió al médico quejándose de problemas intestinales recientes.

“Doctor, últimamente tengo gases terribles, pero no huele ni hace ruido”.

El médico le recetó unas pastillas y le dijo a la anciana que regresara en dos semanas.

Después de dos semanas, la mujer volvió al médico y le dijo: “Doctor, no sé qué contenían esas pastillas, ¡pero ahora mis gases huelen fatal!”.

El médico dijo: “Veo que hemos limpiado tus senos nasales. Ahora trabajemos en su audición”.

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