Una anciana paseaba a su perro alrededor de un lago en una fría mañana de invierno y el lago todavía estaba congelado.
De repente, su perrito vio un pato que caminaba sobre el hielo y corrió hacia el lago helado para intentar atraparlo.
El perro terminó cayendo por la fina capa de hielo, cayó al agua helada y la anciana comenzó a gritar pidiendo ayuda.
“Auxilio, auxilio, mi perro se ha caído al lago”, gritó histérica.
Observando toda esta conmoción estaba un estudiante alemán, que había estado corriendo por el parque.
Corrió hacia la señora y le preguntó: “No es asunto de tu perro, ¿puedo ayudar?”.
“Oh, sí, por favor”, dijo la anciana.
“Mi perro está en el agua de allí” y señaló el lago, donde su perrito se revolcaba en el agua, luchando por mantenerse a flote.
Entonces, el valiente corredor alemán, sin dudarlo, se metió en el agua casi helada del lago, salvó al perro y lo colocó en el césped junto a la anciana.
“Oh, eres tan amable”, dijo la anciana.
“¿Eres veterinario?”
“¡VET!”, respondió el corredor alemán.
“¡VETERINARIO! ¡Estoy empapado!”