Una noche, una pareja estaba acostada en la cama, cuando la esposa sintió que su marido comenzaba a tocarla como no lo había hecho en mucho tiempo.
Casi le hizo cosquillas cuando sus dedos comenzaron a tocar su cuello y luego comenzaron a descender hasta la parte baja de su espalda.
Luego deslizó su mano por sus hombros y cuello, lentamente la deslizó por un lado, luego por el otro, deteniéndose justo sobre la parte inferior de su estómago.
Luego procedió a colocar su mano en la parte interna de su brazo izquierdo, acarició hacia abajo nuevamente, bajando por su costado, pasó suavemente por encima y luego entre su trasero y bajó por su pierna hasta su pantorrilla.
Luego, subió por la parte interna de su muslo, deteniéndose justo en la parte superior de su pierna.
Continuó de la misma manera en su lado derecho, luego de repente se detuvo, se dio la vuelta y se quedó en silencio.
Como estaba bastante excitada por esta caricia, preguntó con voz amorosa: “Eso fue maravilloso. ¿Porque te detuviste?”
“Encontré el control remoto”, dijo.