Un hombre regresa a casa un día antes de un viaje de negocios.
Es más de medianoche.
De camino a casa, le pregunta al taxista si podría ser testigo.
El hombre sospecha que su esposa tiene una aventura y quiere pillarla con las manos en la masa.
Por 50 libras, el taxista acepta.
Al llegar silenciosamente a casa, el marido y el taxista entran de puntillas en el dormitorio.
El marido enciende las luces, retira la manta y ahí está su mujer, desnuda, con un hombre.
El marido apunta con una pistola a la cabeza del hombre desnudo.
La esposa grita: ‘¡No lo hagas! Mentí cuando te dije que heredé dinero.
Pagó por el Porsche que te di.
Pagó por su nuevo barco pesquero Ranger de 25 pies.
Pagó tus abonos de temporada de fútbol.
Pagó nuestra casa en el lago.
Pagó tu viaje de golf a St Andrews y tu nuevo 4 x 4.
¡Él pagó la membresía de nuestro club de campo e incluso paga las cuotas mensuales!’
Sacudiendo la cabeza de un lado a otro, el marido baja el arma.
Mira al taxista y dice: “¿Qué harías?”.
El taxista responde: “Lo cubriría con esa manta antes de que se resfríe”.