Una rubia decide hacer un experimento.
Consigue una araña, le arranca dos patas y le dice que camine.
Camina unos pasos, así que le quita otras dos patas y le pide que camine.
Camina unos cuantos pasos más, así que le arranca otras dos patas y le dice que camine.
Camina, así que le quita las dos últimas patas y le dice que camine.
No pasa nada, así que le pide nuevamente que camine.
No se mueve y ella llega a una conclusión.
Las arañas sin patas son sordas.